Las quiches son de lo más versátil, admiten infinidad de ingredientes y las puedes preparar con antelación. Además es una forma de intentar que coman verduras los más reacios a ello.
Sí queréis un plato resultón, sin ninguna complejidad, con una buena dosis de verduras y qué esté riquísimo, lo habéis encontrado.
La frittata es un plato típico italiano, con similitudes de una tortilla a la qué se le añade verduras, queso y demás ingredientes por encima, haciendo que su apariencia nos recuerde más a la pizza. En cuanto al origen de su nombre, frittata se traduce como ‘frito’.
Es un plato que se puede comer tanto frío como caliente, si lo queremos tomar recién hecho. Si preferimos dejarlo en el frigorífico lo podemos tomar tal cual ó bien quitarle la friura poniéndolo ya partido en rodajas gorditas unos 40 segundos en el microondas.
Esta receta se la vimos hacer a Robin Food en un programa de cocina y cómo me suelen gustar mucho las tartas saladas no tarde en prepararla. El resultado es una tarta salada que me pareció deliciosa.

Hoy hemos preparado uno de los platos más conocidos de Italia, la pizza. En este caso una Pizza de Pepperoni.
Aunque hay que indicar que “Pepperoni” no es una palabra italiana. Lo que nosotros llamamos “pepperoni” en Italia es conocido como “salsiccia napoletana piccante”. En Italia la palabra más parecida es “Peperoni“ que significa pimientos.
Se piensa que la palabra “Pepperoni” es una palabra cuyo origen parece haberse dado en Estados Unidos, posiblemente como una desviación de la palabra “peperoni“ (pimientos) ó quizá debido a uno de los ingredientes que lleva la “salsiccia napolitana piccante” que es la pimienta negra (pepe nero), para referirse a una especie de chorizo picante con cierto parecido al salami.
Ingredientes para 1 pizza grande
500 grs de harina
2 grs de levadura fresca
Una pizca de sal
300 ml de agua tibia
150 ml de Salsa de tomate (preferiblemente passata de tomate)
250 g de Queso mozarella fresco ó en lonchas
150 g de Salami ó pepperoni
2 grs de levadura fresca
Una pizca de sal
300 ml de agua tibia
150 ml de Salsa de tomate (preferiblemente passata de tomate)
250 g de Queso mozarella fresco ó en lonchas
150 g de Salami ó pepperoni
Elaboración
Calentamos el agua unos 30 segundos en el microondas y desmigamos la levadura fresca en el agua y mezclamos hasta que esté completamente disuelta.
Para preparar la masa, mezclamos la harina, la mitad del agua con la levadura y la sal en cuenco grande. Damos vueltas a la masa con una cuchara y después incorporamos la otra mitad del agua con la levadura y volvemos a mezclar con la cuchara.
Posteriormente trabajamos la masa con las manos hasta que la masa se despegue de las paredes del recipiente.
Espolvoreamos un poco de harina sobre la encimera y ponemos nuestra masa encima.
Amasamos la bola de masa hasta que quede elástica y no se nos pegue en los dedos, añadiendo más harina según la vayamos necesitando. Formamos una bola con la masa y la volvemos a aplastar con las manos, volvemos a extenderla y la doblamos por la mitad y volvemos a formar una bola. Trabajamos de esta forma la masa durante unos 10 minutos.
Ponemos la masa en un cuenco amplio y lo cubrimos con un paño de cocina humedecido para que fermente durante al menos 30 minutos (yo la deje 50 minutos) ó hasta que haya doblado su tamaño inicial. Si la temperatura es baja necesitaremos aumentar el tiempo de levado de la masa.
Cuando la masa haya levado, la ponemos en la encimera previamente enharinada y la aplastamos con los dedos para que pierda el aire que puede tener en su interior.
Con un rodillo, estiramos la masa sobre la encimera hasta que quede de un grosor de unos 3 milímetros ó un poco más gruesa según nuestras preferencias.
Ponemos papel vegetal en una bandeja de horno y colocamos la masa, dejándola reposar nuevamente unos 10 minutos.
Cubrimos la base con un poco de salsa de tomate, después colocamos la mozzarella y añadimos el pepperoni ó salami.
Precalentamos el horno a 230 ºC.
Introducimos la pizza en el horno aproximadamente 15 minutos ó hasta que veamos que se ha dorado y los bordes de la masa parezcan crujientes.
La Quiche Lorraine es uno de los grandes clásicos de la gastronomía francesa. Esta tarta salada, elaborada con una base crujiente y un relleno cremoso a base de nata, huevos y bacon, es perfecta para cualquier ocasión. Se puede disfrutar tanto fría como caliente, aunque en casa preferimos servirla recién horneada, cuando su textura es aún más irresistible.